Así nació la primera tienda de sexo en el mundo
Desde que se inventaron las tiendas para adultos el sexo dejó de verse como una obligación y empezó a entenderse como un juego. Todo gracias a una mujer transgresora que hace 50 años comprendió lo que hoy parece obvio: el sexo vende. En Alemania se acaba de publicar el libro "Liebesperlen" sobre su fascinante vida.
Beate Uhse nació en plena Primera Guerra Mundial, en 1919, en Alemania y creció en una granja en Wargenau, Prusia Oriental. Allí encontró en los animales la respuesta al típico cuestionamiento infantil sobre cómo se hacen los bebés. "Teníamos 140 vacas. Los toros se les subían encima y en algún momento aparecía una cría. Yo no necesitaba más respuestas", contó la mujer en una entrevista hace años.
Beate, quien falleció en 2001, siempre fue una niña muy despierta y una joven contestataria. Admiraba profundamente a Charles Lindbergh, el primer piloto en cruzar el océano Atlántico en un vuelo sin escalas en solitario y se propuso surcar los cielos como él. Aunque sus padres se opusieron, ingresó a la escuela de aviación y fue la única piloto de su promoción.
En el aire encontró su pasión por volar, pero también su primer amor. Se casó con su instructor de vuelo, Hans Uhse, pero no pudieron disfrutar de su unión. Estalló la segunda guerra mundial y ambos fueron reclutados por la Luftwaffe, la fuerza aérea de Alemania en la época nazi, donde piloteó aviones de combate como Messerschmitts y Fokker.
La pareja pronto conoció los horrores de la guerra y el avión de su marido fue derrumbado. Beate, con apenas 25 años, quedó viuda y con un hijo, Klauss, de dos años. Ella sobrevivió gracias a sus habilidades como piloto pues huyó en un avión desde Berlín, mientras el fuego devoraba la ciudad, y aterrizó junto con su hijo en la frontera con Dinamarca.
Quedó en la total pobreza y, como refugiada, terminó trabajando en una granja. Allí conoció a otras mujeres y descubrió que todas temían los embarazos no deseados. La hambruna reinaba en Europa y no podían darse el lujo de tener más hijos. Entonces se le ocurrió una brillante idea: decidió publicar en 1946 un folleto que cambiaría su vida y la de miles de personas.
Repartió puerta a puerta una cartilla ilustrada, titulada “Letra X”, que trataba de “métodos para la higiene y la anticoncepción en pareja”. Su gran novedad era que explicaba paso a paso el método natural de la regulación de la natalidad Ogino-Kanus, mejor conocido como el método del ritmo, que consiste en contar los días del ciclo menstrual de la mujer para lograr o evitar quedar embarazada. Algo escandaloso para una época, donde la píldora aún no era parte de la planificación familiar.
Los nazis prohibían la anticoncepción y esa idea persistía en la cultura alemana. Incluso, muchos hombres creían que era más higiénico tener sexo con una rubia que con una mujer de pelo oscuro.
Fue tal la acogida que tuvo Beate con su folleto, que cinco años más tarde saca a la venta un libro de 32 páginas titulado “Stimmt in unsere Ehe alles?” (Está todo bien en nuestro matrimonio?), un catálogo con 50 productos para avivar la pasión en el lecho nupcial. Sus mercancías incluían ropa interior Parisienne, cremas para alargar el acto sexual y la poción baño H6 Ariadna, un poderoso afrodisíaco. Así nació la primera tienda de sexo en el mundo.
Su compañía empezó a crecer pero con el éxito económico, llegaron los problemas legales. En los 50 era ilegal vender condones. Quien lo hiciera, podía ser encarcelado por "incitación a la inmoralidad". La empresaria germana llegó a tener más de 2000 demandas y denuncias en su contra y a finales de los 50, sus tiendas fueron incendiados por sectores conservadores de la ciudad de Baviera, que la acusaban de incitar a los hombres a la perversión.
Desde entonces su eslogan ha ido evolucionando. En los 50 era “higiene matrimonial”, en los 80 era “más placer en el amor” y en las dos últimas décadas ha sido “aumentar el placer sexual”.
Hoy su empresa cuenta con 25 sucursales de su tienda en todo el mundo y es una mega compañía europea que cotiza en la bolsa de valores. Su emporio del sexo factura más de cincuenta millones de euros, tiene una cadena de televisión y un museo erótico.
Beathe falleció en 2001 a causa de una neumonía pero su legado erótico sigue vivo. Bien lo dijo ella en una entrevista para un diario germano: "Con mi ropa interior y píldoras recubiertas de azúcar, con cremas y jugos, dulces y con condones, he logrado arreglar millones de matrimonios rotos en los últimos años. Esa es mi huella".
Tomado de: semana.com